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A partir de octubre de 2024, los acontecimientos mundiales seguirán teniendo un impacto inmediato y significativo en los mercados financieros. Ya se trate de tensiones geopolíticas, cambios en la política económica o catástrofes naturales, estos acontecimientos conforman el sentimiento de los inversores, alteran la dinámica del mercado e influyen en los precios de los activos. En los últimos meses, varios acontecimientos mundiales clave han desempeñado un papel fundamental en la volatilidad de los mercados financieros mundiales.
El aumento de las tensiones geopolíticas en 2024, sobre todo en Europa del Este y Oriente Medio, ha generado una incertidumbre generalizada. Los conflictos en curso han perturbado las cadenas de suministro mundiales, sobre todo en los mercados energéticos, haciendo subir los precios del petróleo y el gas.
Por ejemplo, la renovada inestabilidad en las regiones ricas en petróleo ha empujado los precios del crudo por encima de los 100 dólares por barril, añadiendo presión inflacionista en todo el mundo. Los inversores, en respuesta, han desplazado sus activos hacia activos refugio como el oro y la deuda pública, provocando fluctuaciones en los mercados de renta variable. A medida que evolucionan las tensiones, los mercados siguen siendo sensibles a cualquier noticia que pueda indicar una desescalada o un mayor deterioro.
La persistencia de la inflación sigue siendo uno de los principales motores de los movimientos de los mercados financieros en 2024. Los bancos centrales de todo el mundo, incluida la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo, han mantenido una postura prudente, equilibrando la necesidad de nuevas subidas de los tipos de interés con la preocupación por la ralentización del crecimiento económico. En octubre de 2024, la Reserva Federal volvió a subir los tipos, con el objetivo de controlar la inflación sin dejar de vigilar de cerca los mercados laborales. Esta decisión ha provocado un aumento de la volatilidad en los mercados de renta fija, mientras que los mercados de renta variable reaccionaron negativamente por el temor a que el encarecimiento de los préstamos ahogue los beneficios empresariales y el gasto de los consumidores.
Otro factor clave que afecta a los mercados mundiales es la continua desaceleración económica de China. La crisis del mercado inmobiliario del país, unida a sus dificultades para mantener el crecimiento en un contexto de menor demanda mundial, ha sacudido a los inversores de todo el mundo. Los mercados bursátiles chinos se han comportado peor de lo esperado, y los mercados emergentes que dependen de la demanda china de materias primas están sufriendo las consecuencias. Las empresas mundiales con una exposición significativa a China están ajustando a la baja sus previsiones de beneficios, lo que ejerce una presión adicional sobre los índices bursátiles.
En 2024, el cambio climático se ha convertido en un factor cada vez más importante que influye en los mercados financieros. Las catástrofes naturales, como los huracanes que han batido récords en Estados Unidos y las inundaciones en el sur de Asia, han perturbado las industrias y puesto a prueba a las compañías de seguros, provocando una volatilidad específica en cada sector. Además, los cambios normativos hacia políticas climáticas más agresivas están impulsando la inversión en energías renovables, al tiempo que presionan a los valores energéticos tradicionales.
Los acontecimientos mundiales en 2024 -conflictos geopolíticos, presiones inflacionistas, desaceleración económica de China y perturbaciones relacionadas con el clima- están configurando los mercados financieros en tiempo real. Los inversores siguen siendo muy sensibles a estos acontecimientos, tratando de ajustar sus carteras para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades en un panorama en constante cambio.